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Martina, Mena y Carmitas... |
Cuando uno habita en la gran
ciudad se imagina las noches en el campo de otra manera. Recuerdo que cuando
vivía en Phoenix, nos íbamos de excursión al Cactus Park, en Scottsdale. Allí acampábamos a escondidas. El
silencio era absoluto, solo teníamos que tener cuidado con los insectos del
lugar, especialmente con unos mosquitos ya extintos de 150 gramos de peso y 20 centímetros de
punta a punta del ala. Si te picaban, simplemente morías.
Esta fue una de las
mejores etapas de mi vida. Echábamos la siesta a la sombra de un cactus de San
Pedro. El Kevin Mchale adolescente descansaba sin
remordimientos acunado por el avance melódico de las serpientes de cascabel y
el aullido de los coyotes, y es que ya os lo he dicho, soy un tipo valiente
desde la infancia. Ahora, de adulto, rozo la felicidad cuando rememoro esos
momentos de largas tertulias bajo las estrellas bañadas con José Cuervo.
Dicho esto, entenderán que
mientras volaba rumbo a esta isla remota en medio del Atlántico no paraba de
pensar que definitivamente aquí, en Santa Rita recuperaría parte
de esas plácidas sensaciones. Es más, ahora mismo, mientras escribo, la nostalgia me lleva a la gasolinera de mis
padres, mis amigos, mi primer amor… no
puedo dormir.
Por cierto, por si alguien no lo sabe, hasta hace unos
días era un prestigioso cirujano cardiovascular en San Francisco. Lo dejé todo
y ahora soy el médico de familia en El
Andancio, un pueblo de 2000 personas. ¿Por qué?. No les incumbe, no tenemos
confianza. Digamos que necesitaba un cambio de aires. Nunca imaginé que una noche
en El Andancio podía ser absolutamente
estridente.
Durante mi segunda noche
en el pueblo la oscuridad campestre, que se suponía silenciosa, comenzó con el
leve croar de una rana. A continuación el rítmico cri cri de los grillos, pero
a los 5 minutos el estruendo era tal que hacía vibrar los cristales de mi casa.
No me lo podía creer. ¿Quién diablos puede dormir así? Prefiero el ruido de las
sirenas de los bomberos o de las ambulancias de San Francisco.
Decidí hacerme un bocadillo
de bacon, lechuga y huevo y salí fuera de casa a coger fresco con mi gata Clotilde. -Si no voy a dormir, pensé, al menos espero disfrutar de
la brisa de la montaña y ver este maravilloso cielo- (que resultó estar nublado).
Aún así no desistí, quería
acabar bien el día. Me senté debajo del duraznero que está al pie de mi casa. Ranas, grillos,
grillos, ranas, sapos, grillos… la taquicardia aumentaba, notaba el pulso en
mis sienes. Grillos ranas, ranas, sapos, grillos…
Llegué a pensar que los
anfibios y los coleópteros estaban en mi cabeza y además me picó un mitge, un mosquito
originario de Escocia que debía estar de vacaciones en esta isla de clima subtropical. Los mitge casi no
se ven pero la picadura hizo que se me empezara a hinchar la mano
derecha como un pez globo. Lo que faltaba, una reacción alérgica.
Me volvió a dar un ataque
de nostalgia. Comencé a echar de menos a
los mosquitos gigantes de Cactus Park, e incluso a las serpientes de cascabel.
Quería llorar, me molestaba la picadura y hasta se me quitó el hambre así que le
regalé mi bocadillo a Clotilde. Respiré profundamente y me dije –Dr.
Kevin Mchale, la felicidad ha de aflorar desde su interior- Ommmmm.
¡Funciona!. Por fin empecé
a cogerle el gusto a la noche, me relajé, cerré los ojos y respiré profunda y tántricamente.
De pronto: ruido.
A 300 metros… 200… 150...
Eran voces, parecían mujeres. Me restregué los ojos, miré y ya nítidamente vi
aparecer en la curva tres damas de blanco iluminadas que gritaban
desesperadamente. No iban solas, en realidad tras ellas había unas cuarenta. Vociferaban... algunas daba la impresión de que
rezaban.
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La comitiva |
Como soy un hombre valiente,
les recuerdo, salí de un salto de debajo del duraznero y decidí
encerrarme en mi casa. Por su puesto agarré con fuerza la batidora llena de óxido de mi cocina…
Prácticamente no conocía a nadie aún en este lugar, todavía
sabía poco de sus costumbres. ¿De quiénes eran esas voces femeninas?. ¿Acaso serían
las mujeres de Ali Baba y los cuarenta ladrones?.
Clotilde,
la gata, jugueteaba entre mis piernas,
ronroneaba y finalmente decidió irse a dormir.
Imagínense la situación: Encerrado
en la cocina esperé, deseé, que pasaran de largo. Ni siquiera respiraba.
Soy valiente pero precavido así que también apagué todas las luces para que
pensaran que no estaba o que me había dormido.
No funcionó, aporrearon mi
puerta.
Yo, mientras tanto, con taquicardia
y sudor frío.
-¡Doctor, doctor, doctor!.
Me quedé en silencio.
-¡Doctor, somos
nosotras!!!!. Continué en silencio.
-Soy Martinaaaaaa, ¡Se me
ha perdido Benigna!!!!
Pensé para mis adentros… -¿pero Benigna
no era una cabra hasta hace un rato?. Decidí abrir la puerta. Observé, atónito,
al grupo de 40 mujeres. Encabezaban la comitiva
Martina, Mena, Carmitas y La Señorita Angustias. Esta última, mi enfermera,
no quitaba ojo al electrodoméstico de defensa personal, así que por no escuchar
su opinión acerca de mi relación con la batidora rápidamente la escondí tras mi
cuerpo. Todas ellas iban equipadas con linternas cegadoras, en batas y
camisones.
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El arma |
Respiré hondo y me dije: -Soy
el médico, han de respetarme. Y con este pensamiento pregunté –disculpen, ¿se ha perdido alguien?. Dio un paso adelante Martina. –Mi Benigna, dijo. No me lo podía creer. -¿La Cabra ?, le pregunté. Sí, la pobre, debe estar
solita por ahí y ya es de madrugada, contestó Martina. –Señoras, es tarde, además, Doña Martina, la
podemos buscar mañana y usted tiene una docena de cabras. ¿Quiere que le recete
algo para que pueda descansar?. Martina
no se cortó un pelo y me soltó: -Doctor, usted tiene una responsabilidad con el
pueblo.
Pensé en cerrarles la
puerta en las narices pero escuché a Mena susurrándole a la Señorita Angustias, -este chico es un
flojo.
Reacción al comentario,
cómo no: mirada imperturbable de la Señorita Angustias. Curiosamente era la única que
no vestía ropa de dormir. Continuaba con su uniforme de trabajo.
¿Era un desafío?
Cogí un abrigo y anuncié:
-vale, me uno a la búsqueda un rato. La noche parecía que iba a ser larga,
había que abrigarse.
Me acerqué a mi enfermera:
-¿Esto es habitual señorita Angustias?. Angustias ni respiró. –Angustias, ¿está usted enfada?.
La señorita Angustias me
miró por encima de sus gafas de pasta. Por fin se dignó a hablar: -¿usted no se
da cuenta de que esto no es el lugar donde su madre le alumbró en Phoenix, ni San Francisco la ciudad donde
trabajaba hasta hace poco?. ¿No se da cuenta de que cuando firmó su
contrato como médico de El Andancio implicaba
el cuidado de las personas fuera de la consulta?. Usted no entiende nada, me
espetó. ¿Cuál es su código deontológico?
Me atreví a contestar: Señorita
Angustias, discúlpeme pero una cabra no es una persona.
Mirada impenetrable, ojos
fijos sobre los míos por encima de las gafas de pasta. -Y usted no se entera excelentísimo
Dr. Kevin Mchale de Phoenix y de San Francisco. Se habrá creído éste…
Calladito, me dejó.
El aire de El Andancio se podía cortar con un
cuchillo. Aquello era horrible. Yo solo, 39 féminas en camisón y mi enfermera
imperturbable. Decir tensión era poco y para colmo, cómo no, La Señorita
Angustias no tardó en lograr apoyo por parte de sus amigas.
Oí a Filomena: -Diga usted
que sí Angus. ¿Usted no está casado, verdad Dr.?
Quise replicar. ¿Qué le
importa a Filomena si estoy o no casado y sobre todo qué tiene que ver con la
ridícula desaparición de la cabra Benigna?. No me atreví a abrir la boca.
Intervino Martina: -Lo
importante es Benigna, no la flojera
del doctor.
Lo que hay que aguantar. -¿Menos
mal que Carmitas intentó conciliar: -son
las dos de la mañana, ¿por qué no vamos a tu casa, Martina?. Podemos tomarnos
una infusión e igual aparece la cabrita.
Menos mal que a Martina le
pareció buena idea. Conclusión:
Cuarenta mujeres
encabezadas por La Señorita Angustias ,
ella con uniforme de enfermera y sus gafas de pasta, el resto en camisón,
avanzado cuesta abajo acompañadas por un prestigioso cirujano cardiovascular que
llegó a El Andancio, pueblo de la
isla de Santa Rita, buscando nuevo rumbo.
Yo, el Dr. Kevin Mchale, para servirles, abochornado.
¡¡¡¡¡¡¡¡Benigna!!!!!!!!
Gritaban
¡Benigna!!!
-Grite doctor-, me ordenaban.
Comencé bajito…
susurrando… ¡Benigna! (qué vergüenza, si me vieran mis compañeros de San
Francisco...).
-Más alto doctor-
-¡Benigna!-... y esto no
fue lo peor. Las 40 que nos seguían comenzaron a recitar un estrambótico mantra (y
yo, en mi ignorancia, 10 minutos antes pensando que rezaban):
“no píes, no croes, no maúlles Benigna,
que eres una cabra”
“No píes, no croes, no maúlles”….
El vello de punta y yo
disimulando y sin saber realmente cuál, a partir de este momento, iba a ser mi verdadero
rumbo.
Por si acaso comencé a
recitar yo también:
“No píes, no croes, no maúlles que
eres una cabra”
¡¡¡¡¡Benigna!!!!!
¿Y ustedes, en mi
caso, qué habrían hecho?
Continuará:…
Si quiere saber cómo llegó
el Dr. Kevin Mchale a la isla de Santa Rita pinche aquí:
Si quiere conocer los
detalles del primer encuentro del Dr. Kevin Mchale con su la Señorita Angutias
y los pacientes, pinche aquí:
El doctor Mchale y la señorita Angustias
El doctor Mchale y la señorita Angustias
Beniiiiiigna!!!
ResponderEliminarAy doctorcito no se me amilane, a por la Benigna ^_^
ResponderEliminarDonde estara esa cabra? Beniiiggggnnnnaaaaaaa!!!angustiada ando pobrecita!!Por favor Dr.Mchalen haga lo posible y lo inposible para que aparezca usted tiene una responsabilidad con todos y cada uno de los ciudadanos de ese pueblo.
ResponderEliminara mi la cabra no me preocupa... lo que me atemoriza es la comitiva!!1
ResponderEliminarTiene razon Dr Mchalen esa comitiva es un tanto perturbable y misteriosa andese con cuidado que son demasiadas mujeres y usted solo dispone de su vieja batidora para defenderse.
ResponderEliminarTanta ostentación con su título de cirujano cardivascular y con su carrera en USA y lo que no hay es ninguna competencia neuronal en esa cabeza. ¿Se burla usted de la partida de búsqueda por las calles de El Andancio? Vaya ser superficial. Y usted, ¿Se cambia de calzoncillos? No entiendo porque tiene que hablar de mi indumentaria en sus escritos de calidad escolar. Me ha hecho perder mucho tiempo leyendo sus palabras mal dispuestas. La tensión narrativa es nula y propia de un ser incoherente e inmaduro... ¡Ah! y por cierto ha vuelto a publicar una foto de mis amigas sin pedir autorización. Voy a telefonear a Julián para que le diga un par de palabras. Asumió su destino desde que lo aceptamos en el Andancio. Debería conocerlo. Pregunte por el señor Essange. Tendrá noticias de mí durante el día. Le vigilo. Soy el ojo que todo lo ve, una suerte de Demiurgo de Santa Rita que lo que quiere lo pone y lo que no lo quita...
ResponderEliminarPio pio pio croa croa croa miauuuuuuuu Beeeeee beeeeeee beeeeeeeeeee beeeeeee beeeeeeee beeeeeeee beeeeeeeeeee beeeeeeeee beeeeeee Soooooy la que sooooooy una cabra multilingüe y politónica, vecina de El Andancio, os escucho, os siento, pero padezco.... ¡¡Beeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!
ResponderEliminarSeñorita Angustias, yo hago lo que puedo en mi adaptación a este pueblo, tiene que tener en cuenta que todo es nuevo para mi... acabo de llegar de preparar el ñame, no de recogerlo, sino de prepararlo, la familia de Martina, me ha llamado hoy a las cinco de mañana para que les ayuda, eso sí antes desayunamos en la panadería, dulcería y churrería de don Miguel; eso me hicieron pagar lo de las once personas. Supongo que es costumbre que el invitado pague.... lo bueno, que me han regalado, lapas recién cogidas en la abrupta costa, judías verdes que ellos llaman habichuelas, una calabaza de 25 kilos y dos papayas.... Angustias quiere crema de calabaza?
ResponderEliminarYo me alimento del viento, también me gusta el arroz. Dr. Sigue sin enterarse. Buen día.
ResponderEliminarsigue al doctor Dukan, es insana, en unas tierras tan fértiles como las de El Andancio...
ResponderEliminarBenigna usted no estaba perdida? la veo con los ojos rojos? ... y hablando? ... creo que tengo que cambiar de café...
ResponderEliminarDr Mchale, ese señor Dukan vivió un tiempo en El Andancio. Le invitamos amablemente a irse, no quería probar los mangos de Filomena y eso es inadmisible. Y Benigna, ni una palabra más a la neurona hueca del Dr. Al menos hasta que se ponga al día. Por cierto, menuda noche el día que te perdiste... Percibo que estás mejor de tus pesares, ¿Me equivoco?
ResponderEliminarSeñorita Angustias, si sabe donde está Benigna, tráigamela a la consulta mañana temprano, no quiero que nadie la vea, ... quiero hacerle unas analíticas...
ResponderEliminarInquietantes noches las de El Andancio... con tanta fauna suelta. Y conste que lo de "fauna suelta" va por los grillos, ranas, sapos, cigarras y Beniiiignas. De las Señoras de El Andancio no digo nada, es pronto para opinar. Pero si se pierde una cabra lo lógico es buscarla! No están los tiempos como para ir perdiendo posesiones...
ResponderEliminarEnhorabuena por su arrojo Doc!
Hoy no me duele ni me pica nada. Será que es Domingo. Mañana ya veremos...
Es curioso señorita PK Grosella, los domingos no suelo tener pacientes, solo visitas que piden favores. Me alegro e su mejoría, su alergia puede que sea simplemente a los lunes.... buenas tardes. ;)
ResponderEliminarPobre benigma donde se habra metido?
ResponderEliminarEstá al aparecer María... a mi me da que hay gato encerrado... Creo que estas señoras y señorita me ocultan algo. Recuerde que puede pasar por consulta señorita Izquierdo, cuando deseee. Dr Mchale, de recetario muy muy fácil...
ResponderEliminarME ENCANTARA PODER DARME UNA VUELTA POR SU CONSULTA Y PODER VISITAR ESTE PUEBLO TAN PECULIAR EN EL QUE USTED RESIDE YAA QUE COMO PUEDO VER EN SUS ESCRITOS HAY UNA GRAN VARIEDAD DE HABITANTES A CADA CUAL MAS PECULIAR...
ResponderEliminarSEÑORITA GALAN CREO QUE USTED SE A APROPIADO DE UNA INVITACION QUE NO LE PERTENECIA...BUENO SI AL DOCTOR LE PARECE BIEN PODEMOS ACUDIR AMBAS A SU CONSULTA Y ASI APROVECHAR Y DAR UNA VUELTA POR ESTE PUEBLO... Y PREGUNTAR POR SI NECESITAN NUESTRA AYUDA PARA COLABORAR EN LA BUSQUEDA DE BENIGNA...POBRECITA!!DONDE ESTARA?
ResponderEliminarBenigna ha aparecido anoche en la madrugada, en breve dare parte por la radio municipal. Muchisimas gracias. Recuerden que la próxima semana tienen que renovar sus tratamientos.... Buenos días
ResponderEliminarhola a tod@s,,,
ResponderEliminarque tranqulidad me produce el doctor,,, : sus diagnosticos apaciguan mi atormentada alma cuando usa frases como : " su alergia puede que sea simplemente a los lunes.... buenas tardes. ;)"
No se a ustedes pero prefiero un diagnosico abierto que cerrado,,, ;soy hombre y normalmente tenemos terror al medico,, y reflexionando en la sala de espera debo reconocer que me da panico el diagnostico cerrado,,, la sentencia,, la condena,,,: "Usted fuma demasiado,," elimine las croquetas de la dieta",, ¿Como negociar asi?.. me da mas paz un " quizas ,,tal vez sean las croquetas o no,,",, asi como enfermo,eligo mi opcion,," Las criquetas?como van a ser las croquetas? el exceso de alcohol?,, seguro que no,,,, o el azucar?,, el azucar se convierte en un amigo,,, no un incordio sentencioso como se ve en otras consultas,, siempre prohibiendo,,,
ese diagnostico,,,esa forma de diagnostico es esperanzador para el ser humano,,,, ; Yo eligo lo que me sienta bien o mal,,, la posoologia,,, pues en vez de 45 croquetas bajo un par,,y paso a paso se hace camino,,,
Alergia a los lunes?,,, o a los martes,, o a toda la semana,,, depende ,,
sobre la cabra Benigna no tengo mas que desear su pronta aparicion,,, si fuiera necesario una manifestacion con lazos de vellocino de cabra,,, pues me apuntaria ,,: eso si,, de cuentas corrientes para encontrar la cabra no sería una buena opcion,, o igual si,,no se sabe
Mi diagnósticos siempre están llenos de esperanza sr Marshal, no puedo hacerlo de otra manera... reconozco que me perdí algunas clases allá en la Universidad Politénica. Agradezco su visita, como siempre divertida.... Buenas tardes
ResponderEliminarBuena apreciación Sr Marshal...
ResponderEliminarEs bien cierto que cuando entras al médico y te dice: "se acabaron los fritos", "el colesterol lo tiene por las nubes" :-((
es un mazazo, una condena como bien dice! porque... quién puede decir que no a unos chopitos, o unas crochetas...a un vino, a una cerveza... imposible!
sin embargo cuando vas y te dice, "tu ansiedad se pasará cuando salgas más a divertirte, cuando pases de todo dios, relájate, viaja, salga con los amigos, haz corchet.." eso es que mola un montón!, eso sí que es un diagnóstico en condiciones :-)
Qué importantes son los quizás eh Sr Marshal!
Pero a la gente en general le gustan los diagnósticos cerrados, o les das uno cerrado o les entra un ataque de hipocondría que un simple grano se transforma en una varicela o algo mucho peor :-/
Y ahora que vivimos rodeados de virus, pues los médicos han encontrado un chollo :" eso es un virus"...la frase más repetida en cualquier consulta de un médico de familia... y es curioso, "virus" se acepta mayoritariamente...
que natalia se ponga una foto, que natalia se ponga una foto :DDD
ResponderEliminarAh! no no no noooooo
ResponderEliminarNo a los fritos!!!
Yo estoy frita!! de calor.... :S
No a los fritos y no a las fritas!!
Para cuando un Frenacal, o un Fridol, o una Coldina?? Algo que baje la temperatura!! He probado con el paracetamol y sigo con el mismo calor!!!
Estoy hasta el flotador del virus de Agosto!
Qué ganas que llegue el de Septiembre! Mucho más fresco... dónde va a parar!!!
Me alegro por la aparición de Benigna. Espero esté sana y salva. Sintonizaré la radio esta noche para enterarme bien de todo.
Saludos y buenas tardes... Un granizado? :)
Pacientas y pacientes me encantan los calamares fritos, dicho esto, soy partidario de suavizar los diagnósticos, en breve les contaré de un aplanta del pueblo, efecto relajantes, en dosis pequeñas..... se llama Trankilizia... o esos dicen las señoras del pueblo. buenas tardes
ResponderEliminarHorrores... Estos diagno j tico me tranquilizan horrores... Y es que una croqueta tiene TODO lo necesario para la alimentacion humana: harina, pan rallao, proteina y aceite,,,
ResponderEliminarNecesitabamos un doctor liberal en estas cuestiones y sobre todo señor@s
Sentido comun
Lo dicho,, estos diagnosticos me gustan HORRORES
Y la paciencia que hay que tener para ser paciente,,,
ResponderEliminarSeñor Marshal voy directamente a la tienda de abastos antes de que cierre... a por dos kilos de croquetas....
ResponderEliminarVay con el rito de iniciación de la Hermandad de Féminas de Santa Rita. Miedo me dan,doctor.
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